La capital del Valle fue seleccionada para albergar la decimosexta Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas, conocida como COP16. El encuentro, que tendrá lugar entre el 21 de octubre y el 1.º de noviembre de este año, es el espacio más importante de discusión y negociación sobre conservación de recursos naturales y sostenibilidad biológica en el mundo.
La escogencia de Cali para albergar tan significativo evento es una gran noticia para la ciudad. Son cerca de 200 naciones invitadas y 12.000 personas las que llegarán para participar en la cumbre. Según la alcaldía, desde los Juegos Panamericanos de 1971 la ciudad no era sede de un encuentro de esta envergadura, considerado la ‘Copa Mundo’ de la biodiversidad.
El alcalde Alejandro Eder afirmó, con razón, que la región del Pacífico colombiano por primera vez estaría “en ojos del planeta por una razón positiva”. Pero la realización de esta conferencia no es solo una gran noticia para el Pacífico, sino para todo el país. Además de la visibilidad que significa para nuestra nación en materia ambiental, el enfoque de esta cumbre encaja con las iniciativas del Gobierno, que aspira a que Colombia se convierta en un líder global en la descarbonización de la economía y la lucha contra el cambio climático. La realización de la COP16 en Colombia, por tanto, no podría ser más oportuna.
El nuestro es un territorio que se destaca por su diversidad natural y la riqueza y resiliencia de sus ecosistemas, condición puesta de relieve por el reciente caso de los frailejones que sobrevivieron al terrible incendio forestal del páramo de Berlín, en Santander. Enhorabuena, pues, por la llegada de los delegados de la Conferencia de las Partes a nuestro país, una oportunidad que debe servir como vitrina de nuestra biodiversidad, así como de escenario de debate sobre el futuro de la ecología de todo el planeta. Y para la cual la ciudad y Colombia deben prepararse bien en todos los niveles para estar a la altura de semejante evento.
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