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Amistad, soledad, pérdida: las premisas de la película animada que lo hará llorar
Película animada Mi amigo robot

'Mi amigo robot', de Pablo Berger.

Foto:

Arcadia Motion Pictures

Amistad, soledad, pérdida: las premisas de la película animada que lo hará llorar

'Mi amigo robot', de Pablo Berger.

El español Pablo Berger dirige Mi amigo robot, una emotiva cinta sin diálogos que va por el Óscar.

Perro y Robot no hablan. No lo necesitan. Desde que sus miradas se cruzan por primera vez en la sala del apartamento de Perro (Dog) saben que está por comenzar una relación de ‘para siempre’. Robot ha salido de una caja y llega a la vida de Dog como su única compañía. Como un niño que descubre el mundo, Perro lleva a Robot por el pintoresco Nueva York de la década de 1980. Bailan, comen, pasean y se divierten. Hasta cuando un día en la playa, la pesada armazón de Robot queda atorada en la arena por falta de baterías y Dog debe irse sin poder rescatarlo.

El director español Pablo Berger tardó mucho tiempo en madurar su idea. Entre lágrimas, leyó la novela gráfica de Sara Varón, y se enamoró de la historia. “Pensé en todas las personas que al ver la película se acordarían de lo que ya no están”, cuenta. Fueron años de trabajo, miles de dibujos y el sueño de materializar un filme en el que además de Dog y Robot, Nueva York fuera protagonista. Mi amigo Robot –Robot Dreams en inglés– acaba de ganar dos premios Goya (a la mejor animación y guion adaptado) y lo impensable: compite por el Óscar en la categoría animada con Spider-Man: Across the Spiderverse, Elemental, El niño y la garza y Nimona.

Sobre este bellísimo relato de amistad, pérdida y perdón, conversamos con Pablo Berger, a dos días del estreno en Colombia de Mi amigo Robot.

Esta película toca las fibras más sensibles: es sobre los amores bonitos, los sacrificios por amor, y la renuncia.

Pablo Berger, cineasta español

Foto:

Daniel Alea

Esta es una historia de amor. Algunos la verán como amor entre amigos, otros como amor de pareja, o amor filial, de padres, hijos o hermanos. Es una historia de relaciones. Habla de la gente que ya no está, que se ha ido, pero que en la memoria sigue viva. Todos los espectadores, sin importar su nacionalidad, género o edad se van identificar con la historia.
Mi amigo Robot es una película muy cuidada, y algo fascinante es el nivel de detalle en los planos.

Cuando me plantee hacer esta película, quería traer mi experiencia de la imagen real al cine de animación. Yo visualicé esta película como una de imagen real. Es hermana de mis otras películas –Blancanieves, Abracadabra y Torremolinos 73– y está muy conectada con la primera (en blanco y negro y que protagonizó Maribel Verdú). La única diferencia es que en lugar de una cámara he dibujado los planos, junto a un equipo de artistas. Curiosamente, con todas mis películas siempre he dedicado un año a dibujarlas, a hacer el storyboard; de alguna manera tenía un director de animación dentro, y Robot Dreams estaba dibujada desde antes de empezar a hacer la animación. De ahí que los planos se parezcan mucho a la imagen real de las películas que he hecho. El lenguaje cinematográfico es muy importante para mí, hay que escribir con imágenes, cada plano debe tener un valor. No hay un plano que sea menos importante que otro, todos tienen una razón de ser; el tamaño del plano, que está en primer término, qué se ve, qué no se ve… cada plano tiene que ser un dibujo fundamental.

En la película no hay un solo diálogo. Pero la banda sonora ocupa un papel fundamental, diría que habla por los personajes.

En una película sin diálogos, la música es la voz de los personajes, y en una película que se desarrolla en Nueva York había que elegir canciones que hacen a Nueva York único: una mezcla de razas, de etnias, de barrios...y en un momento determinado, que es el Nueva York de los 80, que es cuando se desarrolla la película. De ahí que cuando por primera vez Robot va a la calle se encuentra con música latina, salsa, rock, hip hop, el sonido de los músicos callejeros y el new wave que estaba muy pegado en ese momento. Y la guinda de Mi amigo robot es September,de Earth Wind and Fire. Los 80 era la era dorada de la música disco y a mí me hacía falta una canción que fuera muy funky y muy bailable, y que es el tema principal de Robot y Dog, si ellos lo escuchan se acuerdan el uno del otro. También hay que reconocer la música incidental de Alfonso de Vilallonga, que es jazz hecho por un cuarteto. El resultado es muy emocional, muy del corazón.

Dog y Robot son los protagonistas del filme.

Foto:

Arcadia Motion Pictures

¿El casting de los animales que aparecen fue una selección e idea suyas?

El libro es muy sencillo en comparación con la película, acá los fondos son más trabajados y detallados. Nueva York no es protagonista en el libro, pero yo decidí que además de Dog y Robot, la ciudad fuera protagonista. Además, todos los animales que ves solo aparecen en el filme y es que si vas a hacer una película de Nueva York, no puedes hacerla sin newyorkers. Ellos son los que la hacen una ciudad única. Tuvimos un equipo de 10 personas trabajando en el diseño de personajes durante dos años, llegaron a dibujar unos mil newyorkers que íbamos eligiendo y colocando en las escenas. Hay una fauna de los cinco continentes, diría que casi todos los animales que conocemos están en la película. Mi favorito, te lo cuento, es el pulpo, que toca los cubos de pintura en el metro y que emula a un músico callejero.

Es que el nivel de detalle es asombroso…

Ese es otro cambio de la novela gráfica a la película porque queríamos que fuera de época, en la que Nueva York fuera protagonista, y que el espectador pudiera viajar en el tiempo a un Nueva York que ha desaparecido, el de los 80, así que había que hacerlo muy meticulosamente, muy real, con la ayuda del equipo de arte de más de 20 miembros que trabajaron creando estos fondos con la mayor precisión. Yo viví diez años en Nueva York, así que también esa es una razón fundamental, esta es mi carta de amor a la ciudad de Nueva York, un lugar que amo y del que tengo nostalgia. Ya llevo 25 años de vuelta en Madrid.

Finalmente, Mi amigo Robot es un retrato de la soledad, como una bofetada que nos viene bien en estos tiempos.

Sin duda, Robot Dreams es mi película más personal. Yo he sido Dog, he sido ese perro solitario en la ciudad de Nueva York, me he enamorado, me han roto el corazón, me he vuelto a enamorar, he hecho amigos, he perdido amigos, he cambiado de ciudad… el tema de la soledad está muy presente en la película, y es algo que no solo se ve en NY, en Bogotá, o en Madrid. El mundo en el que vivimos nos hace más solitarios. El metaverso, el avatar, el Zoom, las plataformas hacen que estemos en una burbuja y esta película aboga por lo contrario. Este es un mensaje para que la gente vaya al cine, para que llame a un amigo que no ha visto en años, para que se tomen un café, para que le dé la mano y un abrazo a alguien que quiere. Esta película es una mirada a una forma de entender la vida, como se hacían las cosas antes: menos pantallas y más abrazos.

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SOFÍA GÓMEZ G.
REDACCIÓN CULTURA 
EL TIEMPO
@CulturaET

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