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Ella Windsor, la prima del Rey Carlos lll que recorrió Los Andes a caballo
Ella Windsor en BOCAS

Lady Gabriella Windsor es la hija filántropa del príncipe Michael de Kent

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Cortesía Ella Windsor

Ella Windsor, la prima del Rey Carlos lll que recorrió Los Andes a caballo

Lady Gabriella Windsor es la hija filántropa del príncipe Michael de Kent

Es filántropa, editora y cantante y su corazón late en Latinoamérica. Entrevista exclusiva de BOCAS.

Hay un miembro de la familia real británica cuyo corazón es latinoamericano. Ella Windsor o Lady Gabriella Windsor-, de 42 años, nació en el hospital St Mary’s de Londres el 23 de abril de 1981, justo el día en el que se conmemora el fallecimiento de Cervantes y Shakespeare, como si fuese su destino unir las lenguas de dos de los escritores más emblemáticos de la literatura hispánica e inglesa, respectivamente. Y, de hecho, colaborar con la cultura latinoamericana ha sido su trabajo desde que –a los 18 años– un viaje por España y Latinoamérica la cambió para siempre.

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La cofundadora de Tinder y la CEO y fundadora de Bumble, Whitney Wolfe, es la portada de la Revista BOCAS

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Revista BOCAS

Es la hija del príncipe Michael de Kent, quien fue paje en el matrimonio de su prima hermana, la reina Isabel ll. Aunque fue criada en el Palacio de Kensington y es prima del Rey Carlos lll, sus aspiraciones están lejos de la corona. “No tengo un ‘rol’ específico en la familia real. Solo trato de apoyar o ayudar en lo que puedo”, señala.

Ella es literata, escritora, editora, colaboradora cultural, cantante, pero sobre todo filántropa. Estudió Literatura Comparativa con enfoque en Estudios Hispánicos en la Universidad Brown en Estados Unidos. Tiene una maestría en Oxford en Antropología Social con un enfoque en Estudios Sudamericanos.

Es escritora contribuyente para la revista literaria más antigua del Reino Unido: The London Magazine para quien ha publicado ensayos sobre la cultura latinoamericana, desde el uso de la música y la danza para beneficiar a jóvenes desventajados en Colombia hasta artistas de la región entera.

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Ella acaba de lanzar sus ultimas canciones, grabadas en Argentina.

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Patricia Castellanos

Su trabajo reciente en la región ha incluido colaboraciones con organizaciones como la fundación de conservación marina por la salvaguarda de los océanos AMA: Saving the Oceans en Baja California, México; participa en paneles sobre la Amazonía y el trabajo sostenible con materiales naturales en Costa Brazil. También trabaja con artistas, galerías y ferias de moda y diseño como Nicaragua Diseña, Perú Moda y Zona Maco en Ciudad de México.

En el 2010, vivió durante seis meses en Brasil donde enseñó inglés a niños en el Proyecto Uerê, en una de las favelas más desafiantes de Río de Janeiro. También estuvo en Xingu, un parque amazónico, junto a un equipo de salud que trabajaba con varias comunidades indígenas de la región. En el 2011 visitó Colombia para investigar la iniciativa de El Colegio del Cuerpo, una escuela de baile en Cartagena que busca integrar la danza con una propuesta filosófica integral y que impacta a más de 9.000 jóvenes colombianos.

La lista continúa en otras áreas de las artes. En el 2020, inspirada por el jazz brasileño y la bossa nova, lanzó sus primeras canciones para apoyar a la fundación Playing for Change, integrada por premiados productores de música y cine que buscan grabar a los músicos callejeros más talentosos del mundo y colaborar con ellos para crear un un cambio positivo a través de la música. Inspirada en ese proyecto, ha desarrollado su carrera musical con canciones como Out of Blue, Bam Bam, Put the Sea, This Morning & Half y hace un mes lanzó sus más recientes temas que fueron grabados en Argentina.

Del 2020 al 2021, fue la editora de la única edición dedicada a la cultura colombiana que ha publicado la revista literaria más prestigiosa del Reino Unido The London Magazine. Allí seleccionó y trabajó con textos de autores como Piedad Bonnett, Raúl Gómez Jattin, Carolina Sanín, J. J. Junieles, Margarita García Robayo y Sara Jaramillo Klinkert, entre otros, y acompañó el lanzamiento en su versión inglesa en Londres y en español durante el Hay Festival Cartagena 2021.

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En Nicaragua

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Patricia Castellanos

Pero Ella es más que una filántropa. También es más que un miembro de la familia real. Ella Windsor es esa joven que a los 16 años descubrió los bares cubanos y los visitaba ocasionalmente para ver a la gente bailar y escuchar la “vibrante” música. Es también la chica que a los 18 años tomaba clases de flamenco y de danza de vientre mientras trabajaba para Warner Music en Madrid. La misma que cruzó los Andes a caballo y bailó samba en el sambódromo del Carnaval de Río de Janeiro. Ella Windsor es una artista multifacética que se inspira en Latinoamérica para unir las regiones y que desde el 2008 trabaja en colaboraciones con empresas y organizaciones con enfoque en las artes y la conservación.

En la habitación de Ella Windsor siempre habrá tres cosas: libros, música y arte. Entre sus libros favoritos están las biografías –especialmente de músicos como Nick Drake, Robbie Robertson–,

colecciones de cuentos cortos, libros de arte y hasta el célebre libro de Carlos Castaño-Uribe sobre Chiribiquete: La maloca cósmica de los hombres jaguar. A pesar de todos sus viajes, Ella sigue radicada en Londres. Allí se encontró con la Revista BOCAS, a pocas cuadras de Green Park.

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¿Desde niña le apasionaron las artes o tenía otras aspiraciones?

Siempre me ha encantado el teatro, los libros, el arte y la música. Cuando era una niña pequeña iba a clases de 'Fun with Music' con una profesora maravillosa que nos contaba historias mágicas, con música clásica sonando de fondo. También iba a clases de ballet y baile tap. No era muy buena en el ballet, pero me gustaba el tap. Más tarde, en la escuela, disfruté las clases de drama y haciendo obras de teatro. También me encantaban las historias de ficción de autores como Roald Dahl.

Después pasó a otros ritmos más latinos en la danza. ¿Cuál fue su primer acercamiento a la cultura latinoamericana o hispánica?

Empecé a aprender español en el colegio desde los 14 años y literatura hispánica a los 16. El curso incluyó desde las películas de Almodóvar, obras de teatro de Federico García Lorca y los guiones de directores de cine como Carlos Saura. En la universidad estudié literatura Latinoamericana, incluyendo las obras de García Márquez. Cuando tenía 16 años, recuerdo que iba a un lugar cubano para escuchar salsa y disfrutar las rumbas; me encantaba escuchar el ritmo, las voces, la guitarra, pero también mirar a la gente bailar. Era cautivador. Había instantes como esos que me atraparon en la cultura con toda su vida y color.

¿Intentó aprender a bailar?

Lo intenté, pero era más espectadora [risas]. Pero me encanta la danza en general. Cuando tenía 18 años, y terminé el colegio, me fui a vivir tres meses en Madrid, trabajando para Warner Music, y en el tiempo libre tenía clases de flamenco. El flamenco es una danza muy difícil. De hecho recuerdo que los horarios de las clases eran un poco tarde y solo había clases de danza de vientre temprano. Con unas amigas decidimos tomarlas hasta que pudiéramos ir a las de flamenco, pero no sabíamos que la técnica era completamente lo opuesto. La danza de vientre es el cuerpo moviéndose y los pies más rígidos mientras que el flamenco es lo opuesto. Así que el flamenco fue aún más difícil cuando empezamos pero fue un buen reto.

¿Y qué tal otros ritmos en Latinoamérica?

Me encanta la salsa, y la samba, y recuerdo que en Brasil en mi primera visita fui para el Carnaval con unos amigos que viven en Río de Janeiro. Y me dijeron: “si vienes al Carnaval, vamos a bailar con una escuela de samba”, pero yo no sabía cómo. Fuimos con la escuela, miles de personas bailando samba a lo largo del ‘Sambódromo’ con disfraces. Creo que el mío fue mitad tigre, mitad algo con plumas. Todo muy teatral. En esta escuela de samba, Portela, ganamos el tercer premio, y eso que no sabía nada. Me encantó la experiencia.

Preparando las nuevas canciones, Argentina, 2023

Foto:

Cortesía Ella Windsor

¿Y qué tal en Colombia? ¿Cuándo fue la primera vez que llegó a nuestro país?

Traté de bailar salsa allá, pero sin mucho éxito. Pero hice un proyecto que para mí fue muy significativo con El Colegio del Cuerpo. Es una iniciativa increíble, que no solo trata de enseñar danza contemporánea a niños y jóvenes, sino una nueva ética entera del cuerpo. Es muy significativo porque la mayoría viene de circunstancias sociales muy difíciles. Es un proyecto para ayudar a la autoestima y la confianza tanto como valores y habilidades sociales. Álvaro Restrepo, el director de la escuela [entrevistado por la Revista BOCAS en la edición #130], es alguien con mucho talento, visión y alma. Ese proyecto no fue de mi trabajo normal, sino una investigación académica que hice con ellos por seis semanas para mi maestría en antropología social. Los estudiantes y el personal fueron muy amables y pacientes conmigo y mis constantes preguntas. Aprendí mucho de ellos.

A los 18 años llegó por primera vez a Latinoamérica.

Visité Argentina, Chile y Perú, un viaje espectacular de dos meses entre el colegio y la universidad. Esa visita me atrapó enteramente. Desde entonces quise volver.

¿Recuerda alguna anécdota?

Fui de vacaciones esa vez, pero también intenté practicar el español y quería descubrir esa región del mundo. Recuerdo muy claramente cuando viajé por caballo desde Argentina hasta Chile por los Andes con una amiga y un guía, como 5 días, cruzando las montañas. Una experiencia increíble. Para mí fue inolvidable el camino por los Andes. Después fuimos al Parque Torres del Paine en el sur de Chile. Viajamos también a Perú y pasamos por Machu Picchu en el Camino Inca. Me encantó. Recuerdo que conocimos cantantes increíbles en el camino.

En el 2000 tomó la decisión de estudiar literatura en Estados Unidos. ¿Por qué no en el Reino Unido?

Me encantó la idea, tenía curiosidad para viajar y conocer otras culturas, ver el mundo desde otra perspectiva, y también lo que estaban ofreciendo me atraía mucho. En mi universidad en Estados Unidos se podían elegir muchos estudios además del major. Hicimos 32 cursos individuales en total. Me permitía hacer un montón de cosas que me interesaron, incluyendo varias clases de teatro, historia, escritura creativa etcetera, y eso me atrajo mucho. Tambien había estudiantes de todo el mundo y de cada estado de los EE.UU

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Revisitando El Colegio del Cuerpo (2022)

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Cortesía Ella Windsor

En el 2008 regresó a la región.

Visité Cuba en 2003, durante mi tiempo de estudio y gracias a la gente, la música y el arte que vi en esa visita me di cuenta que quería regresar un día pronto a América Latina por más tiempo. En 2008 tuve la oportunidad de regresar a Argentina donde tenía amigos. A mí nunca me han gustado los inviernos fríos en Inglaterra y recuerdo que un año al principio del invierno cuando yo estaba escribiendo, pensé podría hacerlo en otro lugar. Decidí que era buen momento para regresar a Argentina y dije, “en 2 meses volveré a casa otra vez”. Los dos meses se volvieron rápidamente en 2 años. Trabajé con un productor de cine, escribí varios artículos y armé una exposición de arte con música en vivo. Después quise moverme a Brasil para conocer el país y las culturas allí.

¿Cómo llegó a Brasil?

Tu región es muy acogedora, ya sabes, conoces a una persona y te presenta todo el grupo. Es una de las cosas que me encantan. Así que por los contactos que tenía en Brasil viví en Río de Janeiro donde ayudaba en un programa de enseñanza en una favela mientras escribía varios artículos. También me fui a Xingú Park, en la región amazónica, que también es un resguardo indígena que conserva la biodiversidad, y fui para apoyar unos programas de salud que estaban en progreso en el lugar.

Después llegaron los otros proyectos. ¿En qué trabaja ahora?

Ahora tengo un nuevo proyecto que trata de artistas latinoamericanos que trabajan con la naturaleza, es decir, con materiales reciclados o naturales. Es un proyecto que une los mundos del arte y la conservación. Este año he hecho dos viajes, uno a Colombia y México en febrero y otro a Argentina y Brasil. En Colombia tuve el honor y el placer de reunirme con Olga de Amaral. Ella es una maestra en su trabajo con la fibra. Hay muchos ejemplos de artistas increíbles como ella en tu país. También me encanta el trabajo de Pedro Ruiz.

De todos sus viajes, ¿recuerda alguna anécdota o historia significativa?

Muchas. Me conmovieron mucho las historias que escuché en el 2010 en el Parque Indígena de Xingu, en la Amazonía. Allí, en un pueblo kuikuro, entre la comunidad había unos jóvenes abrumados por su posición entre el mundo kuikuro tradicional que los rodeaba, con su cultura, tan conectado con la naturaleza de la selva, y el moderno mundo de afuera que cada vez tiene más presencia en sus vidas. Estos muchachos fueron criados por sus mayores, incluyendo caciques y chamanes, con rituales y creencias kuikuro, sabidurías de su gente y la selva. Sin embargo, también tenían acceso a computadores, internet, equipo de cine, motos y acceso a ciudades fuera del parque donde podían vender su artesanía. Vivían dos realidades, dos mundos a la vez.

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Ella prepara un nuevo libro sobre artistas latinoamericanos que trabajan con la naturaleza.

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Cortesía Ella Windsor

¿Qué le llamó la atención de esta comunidad?

Mientras otros consideraban cómo unir estas realidades, algunos escuchaban voces contradictorias en sus cabezas; la una pidiéndoles quedarse en el pueblo y la otra pidiéndoles abandonarlo. Sufrieron mucho en este dilema. Pensaron que se estaban volviendo locos. Recuerdo estar sentada en reuniones extensas incluyendo chamanes locales y también psiquiatras entre un equipo de salud que venían de la universidad médica de São Paulo, discutiendo el problema juntos y tratando de encontrar formas para ayudar a estos jóvenes a avanzar. Las realidades de este lugar ya habrán cambiado, pero esa historia me impactó mucho pues es la gente que protege la selva. También me parece que es una historia que relata a muchas otras sociedades por el mundo.

Hablemos un poco de su debut en la música. ¿Por qué se lanzó en el 2020?

Siempre me encantó la música y tuve el honor de participar en la junta directiva del Playing for Change Foundation que tiene el objetivo de crear la paz por la música. Es una fundación sin ánimo de lucro que apoya a los talentos más grandes de la calle por el mundo, y también desarrollan programas de música en las comunidades. De hecho, acaban de hacer un programa así en Quibdó, en alianza con Pies Descalzos, de Shakira. Colaboran mucho en proyectos con artistas como Carlos Santana, Bono, Keith Richards, y también con Totó la Momposina.

¿Eso la inspiró a escribir sus propias letras?

Durante mi participación con ellos, empecé a escribir mis propias canciones en colaboración con Enzo Bono, un productor argentino de la fundación. Yo escribía los líricos y la melodía principal y Enzo desarrollaba los arreglos con unos músicos destacados. Habíamos hecho tres canciones cuando en 2020, en medio de la pandemia, Enzo me animó a lanzarlas. Una de las motivaciones fue crear conciencia por la fundación. Quería apoyarles.

¿Por qué sus canciones tienen tanta influencia de la bossa nova?

La escuchaba mucho en mi tiempo libre cuando estaba en Brasil y me encanta la ligereza que tiene, incluso cuando las letras son tristes. Así que en Brasil me gustó la bossa nova y también el jazz brasileño. De hecho, en mi primera noche en Brasil tuve el placer de escuchar a Caetano Veloso cantando y tocando en vivo bajo las estrellas. Pero también mi música está inspirada por ciertos momentos. Hago música con ideas y melodías, por oído. Nunca he estudiado música, no es mi carrera, pero lo hago por pasión. Normalmente intento empezar mis canciones con poemas que se convierten en líricos, antes de agregar la melodía. Con Enzo ha sido maravilloso colaborar. Las tres canciones más recientes (Meridians, Honeyfields y Before Tomorrow) las grabamos en Buenos Aires con una banda de jazz completa al final de una visita reciente para mi trabajo.

*Se puede escuchar las nuevas canciones Meridians, Honeyfields & Before Tomorrow por Ella Windsor en Spotify en este link

Ella Windsor es literata, escritora y editora británica. Fue contactada por London Magazine para curar los textos de la edición latinoamericana y ella decidió elegir a Colombia.

Foto:

César Alandete

¿Cree que su experiencia en la región ha impactado en su visión del rol de una familia real en el siglo XXI?

Hago proyectos que me interesan y tiendo a apoyar las causas que mas me importan, pero creo que comparto esos temas e intereses con otros en mi familia. Tal vez al principio cuando fui a LATAM me gustaron algunos de los contrastes, de cultura, paisaje etcétera. Pero los temas que sigo y en los que trabajo, como las artes y la conservación, son temas que mi familia siempre ha seguido. Aunque disfruto los contrastes entre estos mundos, veo más y más que hay más lazos que diferencias entre lo que encuentro y los intereses de mi familia.

¿Cómo fue su relación con la reina Isabel o con el actual rey sobre sus intereses en Latinoamérica?

Ambos siempre fueron interesados y alentadores. Por supuesto, Su Majestad el Rey es bien conocido por su trabajo destacado en conservación y el mundo natural. Como ambientalista comprometido, él tiene sus propios lazos con la Amazonía, entre otros lugares de gran biodiversidad en Latinoamérica.

¿Qué es lo que más le ha fascinado de Latinoamérica?

El sincretismo de la región y las maneras en que varias culturas enseñan y comparten cosas entre sí. Creo que es muy interesante cómo esas mezclas de culturas influyen en ciertas tradiciones y rituales y pueden resultar en proyectos u obras de arte destacadas. Creo que las personas británicas podríamos aprender mucho de las culturas de latinoamérica, incluyendo de las muchas comunidades indígenas protegiendo la selva, así como de los tantos talentos creativos inspiradores de la región. Sobre todo, ¡cómo bailar!

Esta entrevista fue realizada por Gabriela Herrera Gómez, periodista de la Revista BOCAS. 
Fotografías Cortesía Ella WIndsor
Edición #133 Octubre - Noviembre 2023​

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