Cerrar
Cerrar
Juliana: 'Se puede ganar un Grammy sin estar haciendo electrónica o reguetón'
Juliana Velásquez en BOCAS

Es una de las artistas colombianas con mayor proyección en el momento.

Foto:

CORTESIA MUN ENTERTAINMENT

Juliana: 'Se puede ganar un Grammy sin estar haciendo electrónica o reguetón'

Es una de las artistas colombianas con mayor proyección en el momento.

Es una de las actrices infantiles más queridas de la tv colombiana y con mayor proyección musical.

Juliana Velásquez o ‘Juliana’ tiene 25 años, pero este mes cumple 19 años de carrera artística. Se crio junto a un lobo, una gata y un dinosaurio, en una casa de niños huérfanos y bajo la mirada de toda la audiencia infantil de la televisión colombiana que se levantaba los fines de semana a desayunar con las historias de la casa de Club 10. “Me podría pensionar a los 32 años por semanas de cotización. No he parado de trabajar”, señala entre risas.

(Le recomendamos: ¿Quién es el nuevo alcalde de Bogotá? Esta es su entrevista en BOCAS)

La edición #134 de la Revista BOCAS circula desde el domingo 26 de noviembre en los principales supermercados del país.

Foto:

Ricardo Pinzón

La actriz, cantautora y presentadora bogotana nació el 22 de febrero de 1998. Aunque los fines de semana los pasaba al lado de los títeres más famosos de Colombia –Aurelio Cheveroni, Mery Moon y Dinodoro–, se educó en un matriarcado de raíces boyacenses y paisas. Creció los primeros cinco años de su vida entre San Andrés y Bogotá porque su familia tenía un hotel allí. A los cuatro, ingresó a Misi, la academia de teatro musical en Colombia, donde permaneció por quince años. Estudió teatro en la Academia Charlot, danzas folclóricas con una profesora particular del Chocó –quien es una de sus maestras–, y su primer profesor de canto fue un mariachi de la 53 en Bogotá llamado Félix Amador.

Su vida pública inició a los seis años cuando fue la ganadora del reality Angelitos (2004). Este galardón le dio un puesto en el programa infantil del Canal Caracol Club 10, el mismo que marcó la infancia de muchos niños en Colombia. Juliana permaneció allí desde los siete hasta los dieciséis años, cuando hizo parte del elenco de Play Zone –programa para una audiencia más adolescente– como presentadora principal.

Desde niña, ha participado en múltiples escenarios. Fue bailarina y solista de la obra musical La más grande historia jamás contada en el Lincoln Center de Nueva York en el 2012. Fue ganadora en Smart Films Latinoamérica como guionista y directora por su película infantil Los que se quedan, en el 2015. Fue protagonista en la serie Historia de un crimen: Colmenares para Netflix 2019, en Natalia: Crimen y castigo de Prime Video, 2020, y actriz principal en las dos temporadas de la serie juvenil Siempre fui yo Disney+, entre otras célebres producciones. Acaba de formar parte de la producción de la película Sound of Freedom (2023) y estuvo viviendo seis meses en Brasil como parte del elenco de una serie de Disney que será lanzada el próximo año.

Es actriz, presentadora y cantautora. Se hizo famosa a los seis años cuando ganó el reality Angelitos (2004).

Foto:

Cortesía MUN ENTERTAINMENT

En el 2021, tuvo su debut musical con su trabajo discográfico Juliana, que enseguida recibió el reconocimiento internacional y obtuvo su primer gramófono en los Latin Grammy como mejor nuevo artista 2021. Acaba de lanzar su reciente álbum, Mar adentro, con el que se lanza también como escritora. Se trata de un homenaje a sus memorias en San Andrés, a la cultura de la isla, a través de una historia de amor y un discurso de visibilización de la salud mental. El documental de este trabajo incluye entrevistas de pescadores, de niños, de la mano de una de las gestoras sociales y culturales más importantes de San Andrés, Leonor Murillo.

También ha sido la única colombiana que tiene una sesión acústica en Colors, uno de los canales de música en vivo más importantes de YouTube que divulga y promueve el talento de artistas emergentes a través de videos con estética minimalista, en el que han aparecido artistas como Billie Eilish, Doja Cat, Mac DeMarco, entre otros.

Juliana, con tan solo 25 años, es sin duda una de las artistas con mayor proyección en Colombia.

Usted viene de una familia de profesores. Entre las aulas y la pedagogía, ¿cómo surgió su chispa artística?

Mi infancia fue muy atípica desde el minuto cero porque yo nací literalmente en un hogar donde papá, mamá, abuelos, tíos, primos, todo el mundo era docente de diferentes áreas. Mi papá es matemático, arquitecto y docente de matemáticas y arquitectura. Mi hermana es ingeniera industrial y administradora de empresas. Mi mamá es rectora de entidades educativas y estudió licenciatura en español. Así que crecí prácticamente en un colegio campestre cercano a Bogotá del que mi mamá era dueña y la casa quedaba al lado.

¿Entonces estudió ahí?

Fue un crecimiento más atípico porque soy hija de educadores, pero no estudié educación regular porque desde muy chiquita me empezó esa curiosidad e inquietud por las artes. Era muy notorio en mi comportamiento. Entonces yo desde los cuatro o cinco años entré a Misi donde estuve quince años de mi vida. Ahora la gente me dice: “es que tu música tiene un mix de muchas cosas”. Yo miro atrás y digo que es porque mi proceso de formación artística fue completamente disruptivo y raro, pero muy interesante.

¿No tuvo un referente en su familia?

Nadie de mi familia se dedica al arte, pero todos son muy artistas. Mi mamá tenía una banda de canciones de bambucos con sus amigas de la universidad. Mi papá toca guitarra. Mi abuela era poeta. Desde todos los lugares, siempre he estado en un lugar muy musical, pero nadie se dedicaba a eso.

Fue protagonista del programa infantil Club 10 (2005). Fue bailarina y solista de la obra musical La más grande historia jamás contada en el Lincoln Center de Nueva York (2012).

Foto:

Cortesía MUN ENTERTAINMENT

¿Recuerda cuál fue la primera canción que cantó con su profesor mariachi?

Uno de los primeros recuerdos como cantante fue en el matrimonio de una amiga de la familia. Yo hice parte de la ceremonia cantando una canción de Marco Antonio Solís que se llama La mano de Dios, que es una ranchera. Hace poco, en el trasteo de mi casa, encontré mi primer corbatín. Yo tenía mi traje de charrito, mi corbatín rojo, mi chalequito, mi chaqueta toda labrada a mano, y mi sombrero. Recuerdo con mucho amor ese día cantando una canción que dice: “solamente la mano de Dios podrá separarnos”. Tenía siete años, era un momento muy conmovedor para todo el mundo. Pero para mí fue muy lindo entender cómo la música juega ese rol importante en la vida de las personas, que es la banda sonora en la película de cada uno. Las canciones que le marcan a uno su vida son como pertenencias muy valiosas de la historia de cada uno.

A los siete años ganó un reality en la televisión llamado Angelitos y fue su pase de entrada a Club 10, uno de los shows más queridos por los niños en la historia de la televisión. ¿Cómo entró?

Fue una locura. Cuando me presenté a este reality, genuinamente lo hice porque me parecía divertido, porque quería ir a cantar y concursar y tener una excusa para hacer lo que yo amaba, que era presentarme delante de la gente. Yo dije que quería entrar para tener una excusa para ponerme un vestuario y cantar y de repente me dicen “vas a hacer el nuevo coro, pero además los cinco finalistas de este mismo reality van a ser los protagonistas de Club 10”.

Ese era el premio del reality.

Un poco; como que el premio no era la televisión ni el viaje. Ni siquiera pensaba que iba a protagonizar. Uno cuando es chiquito ni siquiera entiende lo que eso significa. No. Para mí el premio era: “voy a conocer a Aurelio, Mery y Dinodoro, que son mis tres personajes favoritos”. Era como “¡no puede ser, qué es este sueño!”. Además, uno de siete años sin entender qué son títeres, sin saber cómo carajos se manejaba, pero entendiendo que era mágico.

¿Recuerda el día que conoció a Aurelio, a Mery Moon y Dinodoro?

Jamás se me va a olvidar. Eso fue en la final de Angelitos, generación 10, que los jurados eran los 3 muñecos y era la primera vez que ellos iban a ir al set de grabación. Todos estábamos emocionadísimos. Pero además a mí me pasó algo muy lindo que nunca se me va a olvidar y es que Mery Moon estaba enamorada de mí en el reality. Ella decía: “ojalá que gane cualquier niño, pero yo voy por Juliana”. Para mí ver al peluche que yo amaba diciendo que quería que yo quedara era como “qué locura”. Esa imagen se ha replicado con los años cuando veo que un actor que admiro mucho me echa flores.

Fue la actriz principal de la serie juvenil Siempre fui yo de Disney+ (2020).

Foto:

Cortesía MUN ENTERTAINMENT

¿Siempre fue consciente de que eran solo títeres?

Fue muy directo, porque ese día uno los veía detrás de un mueble, pero apenas cortaban, tú veías al titiritero levantarse e ir a tomar agua y entendías que era un muñeco. Pero mira, yo estuve diez años en ese programa y el día que yo salí, dije: “qué increíble que yo siempre los vi con vida”. Eran actores tan talentosos que hacían que ese personaje tuviera espíritu y fuera versátil y por eso fueron lo que fueron para toda Colombia y para la infancia de tantas personas.

Todavía le dicen ‘la niña del Club 10’. ¿Le molesta?

No me molesta para nada porque soy consciente de que si eso no hubiera pasado, yo no estaría aquí, ni sería la persona que soy. Lo recuerdo como de los mejores momentos de mi vida. Ya la gente me dice: “Juliana, me encanta tu música”. Pero nunca falta la persona que me dice: “usted era la del Club 10, yo la veía de chiquita”. Y eso lo recibo con un abrazo.

¿Recuerda alguna anécdota especial de su rodaje en el Club 10?

Hay muchas, pero recuerdo mucha esta. Hicimos una gira por más de 150 ciudades y pueblos en Colombia, cada viaje venía con sus subidas y bajadas, pero recuerdo una con mucho amor y fue en un concierto en Puerto Carreño. Era un concierto de la alcaldía, no hubo un buen manejo de logística, entonces eran 5.000 personas y 10 de seguridad que iban a sacar al elenco de entre la multitud. ¡Era mucha gente y muy pocos policías! Como yo en ese momento era la única niña del Club 10 y los demás eran personas que se metían en los títeres y nadie sabía que eran ellos, la única cara famosa era yo, entonces decidieron meterme en la caja donde iba Aurelio. Era una caja negra donde metían el cuerpo del peluche, así que me metieron a mí para poderme sacar y que nadie me fuera a jalar.

¿Y logró escapar?

Un niño empezó a gritar: “yo creo que ahí la llevan”. Estoy yo dentro de esa caja negra sin ver nada, sin oír nada y empiezo a sentir que hay manos que empiezan a pegarle a la caja, gente que grita. Fue un momento bien peligroso pero cómico. Yo decía: “¿qué hago yo metida en una caja negra en Puerto Carreño?” Fui sacada de una caja negra fingiendo que yo era el peluche de Aurelio Cheveroni.

Hablando de la fama que la persiguió desde niña, ¿cómo era su vida fuera de Club 10?

Estar en boca de la gente y ser una figura pública trae muchos tragos amargos, sobre todo en la adolescencia. En ese proceso de cambio como mujer, de desarrollo, recibí comentarios muy fuertes. Cuando ya no era tan chiquita, ya no era tierna, sino esa niña gorda. Tuve trastornos de alimentación muy pesados pero que fueron un aprendizaje muy lindo de la vida. Luego me di cuenta de que lo que a mí me validaba no era como yo me veía sino mi talento, era lo que yo le transmitía a la gente, pero si entender eso era un proceso difícil para una niña a la que le hacen bullying en su colegio, imagínate a televisión nacional. Recibir comentarios en Twitter, en Instagram, y cosas muy pesadas… pero afortunadamente la música se volvió mi terapia. Empecé a escribir sobre eso y de ahí salen canciones como A la medida, de mi primer trabajo discográfico llamado Juliana, que habla de eso.

Para la novela La Gloria de Lucho (2019), de Caracol, usted tuvo que subir ocho kilos. ¿Cómo fue enfrentar sus propios miedos para hacer un papel después de tantos años?

Para esa época ya había pasado todo lo de mi bulimia y estaba mucho más flaca. Pero llegué a este reto y me dije: “¿yo soy actriz o soy modelo? No, yo soy actriz, y como actriz me toca hacer lo que sea por mis personajes”. Ahora, cuando veo la novela pienso que a pesar de que no me veo como me gustaría verme siempre, amo esa novela; le cuento a todo el mundo que la están dando y quiero que todo el mundo la vea porque creo que es uno de los personajes que más lindos me han quedado. Qué hermoso es cuando la gente está al pendiente de los ojos de una actriz y de sus sentimientos, y no de cómo le orna la camisa. Yo, la verdad, amo a Leidy (el personaje de la novela), lo disfruté como pocos. Me enseñó muchas cosas.

La artista colombiana tiene más de 900 mil seguidores en sus redes sociales.

Foto:

Instagram @julianavelasquez

A los 25 años, usted ya ha hecho papeles para Disney, Nickelodeon, Netflix, MTV, entre otros. ¿Cuáles han sido los más memorables hasta ahora?

Yo tengo tres favoritos porque mi vida se ha transformado a través de ellos. La primera es Leidy, la hija de Lucho. La segunda es Jessi Quintero en el Caso Colmenares, Historia de un crimen (2019), para Netflix. Jessi era un personaje completamente diferente a todo lo que yo había hecho, pero además completamente diferente a mí. Es increíble cuando uno como artista o actor tiene que entender que debe defender la verdad de sus personajes y ser imparcial con cualquier tipo de postura, porque es tu personaje y tu trabajo es retratar esa vida.

¿Hay alguno más?

El tercero es Drica, de Uma garota comum (2024), que es la serie que protagonicé para Disney y que van a poder ver a partir del otro año. Este es un personaje que por fin reúne todas mis pasiones de chiquita, desde que estudié teatro musical: cantar, bailar, actuar, pero además componer la música original de la serie y aprender a hablar portugués, porque toda la serie era en portugués. Yo decía que no iba a poder con eso, pero lo logré y lo disfruté demasiado. Es otro personaje que se queda conmigo para siempre en mi corazón.

Hablemos de su música. Usted debutó durante la pandemia y desde entonces ha lanzado propuestas muy diversas musicalmente. ¿Qué cree que caracteriza o define su estilo musical?

Yo creo que lo que me define en la música es el storytelling. También creo que mi música se caracteriza por ser genuina y espontánea. La gente me dice: “te vemos haciendo una salsa, bolero, viene una cumbia con Pipe Bueno… no entendemos”. Pero es precisamente eso: la espontaneidad. De donde vengo yo, la vida ha sido un constante ir por los sueños y no desfallecer. Si yo ahora salgo con mi nuevo álbum Mar adentro diciendo “quiero hacer una historia sobre esto”, es lo que voy a hacer, pero si mañana digo “quiero hacer una salsa para cantarla con Rubén Blades antes de que se muera porque lo admiro mucho”, es eso; todo viene del corazón y básicamente hago lo que me da la gana.

En su primera producción discográfica recibió sorpresivamente un Grammy como mejor artista nuevo en los Latin Grammy 2021. ¿Cómo recuerda ese día?

Casi no puedo viajar por un tema de las vacunas que estaban mal en los carnés, luego cuando llegué, no pude cantar porque no tenía visa de trabajo; pasaron muchas cosas. El Grammy lo recibí con mucha sorpresa porque, genuinamente, yo nunca me imaginé que me iba a ganar ese premio. Obvio, uno tiene esperanza, pero yo soy una persona muy objetiva, estaba al lado de Bizarrap, María Becerra, Lasso y Marco Mares, que llevan el doble de tiempo y que además tienen una cantidad de hits.

¿Por qué cree que fue seleccionada?

Yo era una artista independiente, hacía música no muy mainstream. Yo creo que ya nadie quiere ver personas perfectas, la gente quiere saber qué hay dentro de los artistas, entonces lo tomé con una responsabilidad gigante. Así que primero darle la cara haciendo proyectos, conciertos bien montados, álbumes conceptuales, por lo alto y también inspirando a toda la gente diciendo: “¡sí se puede ganar un Grammy sin estar firmado por una disquera! Se puede ganar un Grammy sin estar haciendo electrónica o reguetón, se puede”. A Juliana, la actriz, la conocen en Colombia, pero eso en los Grammy no tiene cabida alguna; yo allá estaba de transeúnte, de pie pelado, y sí pasan esas cosas.

Acaba de lanzar su reciente álbum, Mar adentro, como homenaje a San Andrés. ¿Un homenaje a sus primeros años en la isla?

Los primeros cinco años de mi vida yo estuve intermitentemente viajando mucho y viviendo temporadas entre Bogotá y San Andrés. Mi mamá hizo un negocio y terminó alquilando y haciéndose cargo de un hotel viejo allá, entonces nos tocaba estar al frente de todo. Nos íbamos seis meses al hotel a vivir con la familia y volvíamos. Es un homenaje a todas esas memorias que se guardan como cofres preciosos.

Juliana Velasquez durante su presentación

Foto:

Jerson Cruz

¿Es cierto que con este álbum también viene su debut como escritora?

Sí, Mar adentro es un proyecto muy grande porque no es un álbum ni es solo un libro; es un libro que utiliza este álbum como banda sonora de esta historia. La idea de hacer el libro es una propuesta de Penguin Random House. “Tu música siempre cuenta historias muy lindas”, me dijeron. Al principio les dije que no porque yo escribo canciones, no libros, y respeto mucho a la gente que escribe. Después pensé en una canción de mi primer álbum de la cual nace toda esta historia que cuento en Mar adentro, que es Joaquín.

¿Cómo fue el proceso de creación de este libro? ¿Cómo se prepara para convertirse en escritora publicada?

Estuve más de 9 meses escribiéndolo, dejé la actuación este año para poder dedicarme a hacerlo bien y de lleno. Es muy hermoso porque las canciones no simplemente son canciones que quiero que la gente escuche mientras ve el libro. No, yo hice un libro de una ‘no autora’ para ‘no lectores’, y en cada escena tiene el indicativo de ‘esto lo tienes que reproducir en esta escena, escucha esta canción mientras lees este pedazo’. Tuve muchos cafés con amigos, sobre todo con Amalia Andrade, amiga escritora. No tuve ninguna clase de apoyo ya en la escritura, pero sí muchos tips y consejos.

Usted es la única colombiana que ha estado en las sesiones de la prestigiosa productora alemana Colors Show, el programa de sesiones acústicas. Y cantó una salsa. ¿Cómo llegó allá?

Literalmente, me mandaron un correo a mi mail diciendo que iban a hacer un viaje a Medellín y querían escoger a cuatro artistas para hacer una versión acústica de una canción inédita. No tenía ninguna canción porque acababa de sacar un álbum de 16 tracks que me quitó la vida entera, pero me acordé que había compuesto una salsa con un amigo llamada Narices frías, de la cual existían solo dos notas de voz. Cuando lo logramos, me dijeron que el viaje se había cancelado pero que si tenía la oportunidad de ir a Berlín, a los estudios de Colors, las puertas estaban abiertas. Decidimos irnos a Berlín cuatro días antes del Estéreo Picnic. Cometimos la locura de coger un vuelo Bogotá-Ámsterdam-Berlín, grabar la sesión el lunes y regresamos el martes para estar en el ensayo general del Estéreo del miércoles. Nos presentamos el jueves. Una locura, pero así son las oportunidades y los buses que uno no puede dejar pasar en la vida. Es un consejo para el que esté leyendo.

Esta entrevista fue realizada por Gabriela Herrera Gómez
Fotos Cortesía MUN ENTERTAINMENT
Edición #134 Diciembre 2023
Revista BOCAS

Mis Portales

Llegaste al límite de contenidos del mes

Disfruta al máximo el contenido de EL TIEMPO DIGITAL de forma ilimitada. ¡Suscríbete ya!

Si ya eres suscriptor del impreso

actívate

* COP $900 / mes durante los dos primeros meses

Sabemos que te gusta estar siempre informado.

Crea una cuenta y podrás disfrutar de:

  • Acceso a boletines con las mejores noticias de actualidad.
  • Comentar las noticias que te interesan.
  • Guardar tus artículos favoritos.

Crea una cuenta y podrás disfrutar nuestro contenido desde cualquier dispositivo.